jueves, 24 de abril de 2014

DEBILIDADES



El amor rompe tus fortalezas, y aumenta tus debilidades,
Te sientes indefenso y solitario,
esperas un detalle de esa persona ,solo un detalle,
algo mínimo, pero que sea con sentimiento,
que le nazca de su alma, de su inocencia, de ella,
esperas y esperas, nunca llega
te acercas, en ese mismo instante
te haces débil, vulnerable.

Creo yo, que de aquello consta el amor
en dejar un poquito de ti, 
dejar tu orgullo de lado,
por solo un detalle, un detalle de amor.

Te espero.



Por Nabil Bajach

domingo, 20 de abril de 2014

Gabriel García Márquez


Sin darse cuenta, a través del cuerpo incorrupto de su hija, llevaba ya veintidós años luchando en vida por la causa legítima de su propia canonización. (La Santa).

Nunca seré viejo –le dije entonces-. Ella lo interpretó como un propósito heroico de luchar sin cuartel contra los estragos del tiempo, pero él fue más explícito: tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años. (El amor en los tiempos del cólera).

Esa mujer es tu perdición…Te tiene tan embobado, que un día de estos te veré retorciéndote de cólicos, con un sapo metido en la barriga. (Cien años de soledad).

Es un triunfo en la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales. (Memoria de mis putas tristes).

No esperaba nada –mintió. Volvió hacia el médico una mirada enteramente infantil-. Yo no tengo quien me escriba. (El coronel no tiene quien le escriba).

Si tienes ganas de cantar, canta –dijo el coronel-. Esto es bueno para la bilis. (El coronel no tiene quien le escriba).

Se necesita tener esa capacidad de buey que tu tienes para esperar una carta durante quince años. . (El coronel no tiene quien le escriba).

Soy libre y me vendo yo misma. (Del amor y otros demonios).

Era bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda y un aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. (El avión de la bella durmiente).

… hicieron un amor tranquilo y sano, de abuelos percudidos, que iba a fijarse en su memoria como el mejor recuerdo de ese viaje lunático…Era como si se hubieran saltado el arduo calvario de la vida conyugal, y hubieran ido sin más vueltas al grano del amor. (El amor en los tiempos del cólera).

Las vainas de cama se arreglan con plomo. (Vivir para contarla).

Anoche que estaba esperando una carta –dijo la abuela. Eréndida que nunca hablaba sino era por motivos ineludibles, preguntó: ¿Qué día era en el sueño? –Jueves. –Entonces eran malas noticias –dijo Eréndida- pero no llegará nunca. (La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada).

El mar crecerá con mis lágrimas. (La mala hora).

A mi me hubiera gustado morirme por mi cuenta, pero si mi destino era ese yo tenía que asumirlo. (Noticia de un secuestro).

Siento que la conozco menos cuanto más la conozco. (Del amor y otros demonios).

… y no hay mujer ni negra ni blanca que valga ciento veinte libras de oro, a no ser que cague diamantes. (Del amor y otros demonios).

Cuídate el corazón…te estás pudriendo vivo. (Cien años de soledad).

Hace un siglo me cagaron la vida con ese pobre hombre porque éramos demasiado jóvenes, y ahora nos los quieren repetir porque somos demasiado viejos. (El amor en los tiempos del cólera).

No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad. (Del amor y otros demonios).

Era un desconocido más en la ciudad de los desconocidos ilustres. (Buen viaje, señor presidente).


Gabriel García Márquez